Cuando terminé el instituto no tenía muy claro qué estudiar, pero sí sabía que no quería seguir despejando la “x” en las ecuaciones de matemáticas sin más propósito que ese mismo; quería una carrera práctica, en la que pudiese ver la aplicación en el mundo real a lo que estudiaba. A eso le sumé mi gusto por la naturaleza y mi preocupación por la cada vez más latente degradación del medio ambiente. y así es como di con Ingeniería Forestal. Estuve a punto de rechazarla porque estaba en Palencia y yo vivía en Valladolid pero la verdad que me alegro muchísimo de no haberlo hecho porque no sólo encontré unos excelentes profesores alguno de ellos incluso reconocidos a nivel internacional por su amplio conocimiento en gestión forestal sostenible si no que también encontré un ambiente muy familiar que hizo que me sintiera cómoda y motivada desde el primer día. Otra de las cosas que más me ha gustado siempre de La Escuela Técnica de Ingenierías Agrarias es la facilidad y el gran abanico de opciones que existen para realizar cursos, prácticas, estancias en el extranjero. Sin duda creo que, si he tomado una buena decisión en mi vida, ha sido la de estudiar Ingeniería Técnica Forestal en el campus de Palencia de la Universidad de Valladolid.