Tradicionalmente, el año natural, en nuestras latitudes del Hemisferio Norte, comienza en San Miguel Arcángel, 29 de septiembre, con su conocido veranillo. En su origen confluyen decisivos aspectos ecológicos e hidrológicos. Los pastos reverdecen en la Sanmiguelada (samielak o Endone Mikleak en euskera). Es el brote de la hierba tras las tormentas y nuevas lluvias. ¡Y las setas!

También termina por San Miguel la recolección y cosecha de diversos frutos y eso es un verdadero fin de año agroclimático. Los estudiantes, que habían ayudado a sus familias en el campo, podían retornar a los estudios. Por todo ello, alrededor de esta gran festividad, se celebra el inicio del curso académico. Los anglosajones siguen utilizando el término Michaelmas para inaugurar el curso (literalmente “Misa de San Miguel”) pues las antiguas universidades, como las de Oxford y Cambridge y, en su día, la de Palencia, celebran el comienzo de curso con este gran festejo. Las implicaciones de la fiesta trascendían lo académico, ya que en muchos ámbitos se iniciaban contratos y relaciones laborales: tanto de enseñantes como vigilantes y bedeles como de los trabajadores de todo tipo. También los musulmanes lo veneran ( ميخائيل Mikhail), algo inusitado en el panorama de las culturas mundiales.

En esta festividad, en toda Europa comienza tradicional y legalmente el año cervecero. Era una fecha muy señalada para iniciar el despacho y degustación popular de esta bebida a menor precio. (Por ello, habrá que celebrarlo, también vale sin alcohol)

 

Dr. Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro. Profesor de Botánica. Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia