La Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid informa que se están cumpliendo las buenas previsiones de los hongos comestibles en este otoño en toda Castilla y León, no solo en Palencia, en cuyo Campus Universitario se investiga y divulga el mundo de las setas. Aunque nunca llueve a gusto de todos, la abundancia de precipitaciones en septiembre y, sobre todo, en octubre y noviembre de este año, junto a las temperaturas suaves apropiadas, han favorecido la actual y notable proliferación de setas de cardo en las comarcas de llanura, así como boletus, Amanita caesarea y hongos comestibles diversos, como buenas cosechas de las deliciosas trufas.

En el mes de septiembre llovió copiosamente en el sistema Central, sobre todo en las estribaciones de Gredos, Gata, Sierra de Francia, etc, así como en numerosas comarcas occidentales de León, Zamora y Salamanca, que potenció la espectacular fructificación del buscado cucurril o galamperna (Macrolepiota procera), que ha alcanzado tamaños nunca vistos, seguida de otras muchas especies. En octubre se extendieron las precipitaciones a toda la comunidad autónoma, lo que favoreció el brote de la buscadísima seta de cardo, propia de cañadas y pastos frecuentados por rebaños. El comienzo húmedo y templado de noviembre ha significado la gran abundancia  (“golpe de hongos”) de los exquisitos Boletus edulis y Boletus pinicola en pinares y robledales, explica el Dr. Oria de Rueda, director de la Cátedra de Micología, patrocinada por la Diputación de Palencia. Se da el caso que en las comarcas que han sufrido incendios forestales están apareciendo bastantes setas, lo que resulta esperanzador en el proceso de recuperación de la vegetación.

Más de seis millones de españoles están dispuestos a toda costa a salir al campo y al monte para recoger setas comestibles en esa temporada pero esta multitudinaria y saludable afición no debe hacer bajar la guardia pues todavía hay personas que se lanzan al bosque sin conocimiento y se siguen intoxicando al consumir hongos tóxicos. Curiosamente se está viendo que en zonas donde se abusa de herbicidas y en áreas urbanas contaminadas cercanas a ciudades están apareciendo numerosas setas venenosas. Hay que evitar lugares donde se hayan hecho tratamientos de los potentes fitocidas, vulgarmente llamados matahierbas, como en bordes de carreteras y autovías, campos y pistas, pues además de matar a las plantas pueden producir hongos mortíferos, tanto por acumular sustancias tóxicas como por su propia constitución. Es el caso de este otoño con la Lepiota cristata, pequeña especie muy tóxica, engañosa y frecuente en jardines donde se han hecho tratamientos.

Desde la Cátedra de Micología se anima a los aficionados a consultar a las numerosas asociaciones micológicas, parques y centros micológicos, tanto para asegurarse de la comestibilidad de las setas recolectadas como para conocer las zonas de regulación donde se requiere la adquisición de permisos recreativos. También a no ir nunca solos y realizar la salida preferentemente por la mañana, pues cada vez es más frecuente que se extravíen los aficionados a los  que obnubilados por las ansias de descubrir un corro del legendario Boletus edulis, del perseguido Lactarius deliciosus o el imponente cucurril (Macrolepiota procera) se desorientan completamente. No es ninguna broma, explica el Dr. Pablo Martín Pinto, subdirector de la Cátedra de Micología y experto en incendios forestales, que anima siempre a consumir las setas de las que se esté completamente seguro.

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