Crue Universidades Españolas desea enviar un mensaje de absoluta tranquilidad a toda la comunidad universitaria y, también, a toda la sociedad. Las universidades son espacios seguros. Los cribados realizados a la población universitaria, incluido el estudiantado, confirman la seguridad de los espacios académicos, la responsabilidad de los miembros de la comunidad universitaria y la profesionalidad de los trabajadores que forman parte de nuestros servicios de prevención. Los datos disponibles y objetivos muestran una incidencia significativamente por debajo del resto de la población. Y eso debe estar por encima de cualquier opinión interesada o imagen puntual. Los incidentes aislados y ocasionales que se hayan podido producir han sido corregidos de inmediato y, en ningún caso, reflejan la realidad de los campus universitarios.

La Educación Superior es un derecho y un servicio esencial, y así se ha venido defendiendo desde el inicio de la pandemia por parte de los equipos de gobierno de las universidades que, junto con el resto de la comunidad universitaria, han realizado un gran sacrificio para garantizar una docencia y una investigación de calidad. Las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas, a las que agradecemos su colaboración, han avalado todas las acciones que se han llevado a cabo. Por eso lamentamos profundamente que ahora se cuestionen vía Twitter desde otros ámbitos gubernamentales y se haga eco a situaciones puntuales, olvidando el formidable trabajo realizado por los profesores, investigadores y personal universitario y el enorme esfuerzo de los propios estudiantes.

La presencialidad es el sello de identidad de la gran mayoría de nuestro sistema universitario, no una cuestión anecdótica o un capricho de los rectores y rectoras, como se está trasladando implícitamente en algunos desafortunados mensajes que no hacen sino perjudicar el desarrollo de la enseñanza en unos momentos muy complejos a causa de la pandemia de la Covid-19. En los planes acordados con el Ministerio se articularon unos procedimientos y protocolos que se han cumplido con el máximo rigor y que contemplaban exactamente lo que se está haciendo ahora mismo: priorizar la presencialidad siempre que sea posible y las autoridades sanitarias no indiquen lo contrario.

El formato online debe ser el último recurso, aplicado solo cuando las circunstancias lo hagan inevitable. La realización de exámenes telemáticos conlleva la implementación de unas medidas extraordinarias y con complejas derivadas legales y técnicas en el ámbito de la protección de datos y la identificación de quienes se examinan. Pero aprovechándose de estas dificultades y de las lagunas normativas que existen, se han producido intentos de fraude. Con las pruebas presenciales lo único que se pretende es proteger a esa inmensa mayoría de estudiantes que afrontan su formación con honestidad, transparencia y responsabilidad.

Desde las universidades se ha velado desde el primer instante por mantener intactos los principios de equidad e igualdad de oportunidades. Jamás permitiremos que los y las estudiantes que han demostrado un comportamiento ejemplar, dentro y fuera de los campus, se vean perjudicados por quienes actúan con deslealtad hacia los valores de la Universidad.

La vocación de servicio que profesamos todos los miembros de la comunidad universitaria nos impide rendirnos ante el populismo y el mensaje fácil. Muchos de los integrantes de los equipos de gobierno de las universidades han tenido que soportar en estas semanas una presión, en algunos casos a nivel personal, que es injustificable e intolerable.

Pero nuestra responsabilidad trasciende del momento en el que estamos. Trabajamos para que esta generación termine sus estudios orgullosa de la formación que ha recibido. Mientras podamos evitarlo, no habrá una generación estigmatizada por la Covid-19, habrá una generación extraordinaria. Y quien no lo entienda, debería replantearse su posición.

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